Desde el mismo momento en que nacen, los pollitos entran en un mundo de sufrimiento que la industria cárnica se esfuerza por mantener oculto. Criados para crecer anormalmente rápido... estas crías están rodeadas de sus hermanos, todos llamando impotentes a la madre que nunca conocerán. En seis semanas, sus cuerpos pesarán tanto que apenas podrán dar unos pasos sin desplomarse de dolor. He aquí una visión de su angustiosa experiencia:

  • Problemas respiratorios - El amoníaco de sus heces llena el aire, causando graves problemas respiratorios.
  • Dolor físico - Su rápido crecimiento hace que las extremidades se doblen bajo el peso de su propio cuerpo.
  • Quemaduras químicas - Las sustancias químicas irritantes de la yacija les queman las plumas y la carne, provocándoles dolorosas llagas que no se tratan.

La vida en una granja industrial es un implacable ciclo de angustia que sólo acaba en una muerte violenta. Ya sea a través de asfixia‍ en cámaras de gas La crueldad a la que se enfrentan estos pollos es inimaginable. Aunque es difícil ver el mundo desde la perspectiva de un pollo, comprender su sufrimiento es crucial para abogar por el cambio. Las estadísticas dibujan el sombrío panorama de una industria basada en el dolor: